Aniversario de la muerte del Venerable Jerónimo Mariano Usera
Nunca llamó a su puerta una necesidad que no fuera al instante socorrida
El día 15 de septiembre de 1810 nacía en Madrid Mariano Usera y Alarcón, popularmente conocido como P. Usera y reconocido por la Iglesia como Venerable Jerónimo Mariano Usera.
El ambiente familiar, de vasta cultura y profunda fe, hace de Mariano una persona de múltiples facetas. Sacerdote, misionero y fundador, desarrolla con amor, pasión y sin sosiego su servicio a Dios, a la Iglesia y a la Humanidad, tanto en España como en África y América.
Mariano nos sorprende por su temprana vocación de monje cisterciense (cambia su nombre por el de fray Jerónimo) y nos cautiva a medida que le conocemos y nos adentramos en su experiencia cristiana. La fuerza de su vida interior, fundamentada en el amor de Dios, es un imán que atrae poderosamente a hombres y mujeres que buscan testigos cualificados de lo más humano, del amor. Jerónimo Usera resulta luminoso y cercano, atrayente y convincente. Su lema: “Decir la Verdad y hacer el Bien”, se convierte en leitmotiv de cuantos se acercan a la vida y obra de este gran hombre.
Es admirado por su entrega incansable y su capacidad organizativa. Llama la atención la fortaleza que parece tener en todo momento a pesar de su fragilidad física debida a la enfermedad contraída en África y que no lo abandonó hasta el final de sus días. Esto lo hace más humano, menesteroso y necesitado. Eso sí, logra olvidarse de sí y entregarse a quienes más lo necesitan: “Era muy humilde y muy caritativo; todo lo daba a los pobres; un día le dio hasta los pantalones, quedándose con la sotana; le gustaba mucho hacer el bien, pero muy ocultamente, que nadie lo supiera. Era muy activo y gracioso.” (Testimonio de Dña. Pilar Usera Valle, sobrina del Padre Usera). A su muerte se leía en el periódico El Diario de la Marina de la Habana: “D. Jerónimo Mariano Usera ha muerto pobre, muy pobre, porque nunca llamó a su puerta una necesidad que no fuera al instante socorrida.” (La Habana, 18 de mayo de 1891). Fue hombre sabio y prudente en sus palabras, en sus propuestas y consejos, en las obras y en las razones para avanzar en la imitación de Cristo y en la obediencia a la voluntad de Dios. (Decreto sobre virtudes del Venerable Siervo de Dios Jerónimo Mariano Usera y Alarcón. Roma, 28 de junio de 1999).
A las 7h de la mañana del 17 de mayo de 1891, falleció el Padre Usera en La Habana. Murió dejando detrás de sí una larga vida laboriosa, entregada de lleno al Señor en los hermanos y haciendo el bien. Su testimonio de santidad ha sido reconocido por la Iglesia: Juan Pablo II promulgó el Decreto sobre la heroicidad de virtudes del Venerable Padre Usera, el 28 de junio de 1999.