Misión

NUESTRA MISIÓN EN LA IGLESIA

La Hermana del Amor de Dios lleva dentro un corazón misionero, heredado de su fundador. El desafío del envío misionero es la perla preciosa que sigue alargando su vida más allá de sí misma y, al mismo tiempo, prolongación del testimonio evangélico de Jerónimo Usera.

Desde los orígenes, la Congregación tiene como opción permanente de evangelización la educación y promoción integral de la persona con el talante peculiar heredado de su fundador: la pedagogía del amor, sabiendo que la primera acción apostólica es ser testigos del amor en unidad con la vida real de la comunidad religiosa.

La Congregación vive intensamente la necesidad de Evangelio, cultura y humanización como llamada permanente. Realiza su carisma y misión como fuerza dinámica –inserta en la inseguridad y el cambio– en fidelidad a los signos de los tiempos; lo testimonia en el servicio a las personas, integradas en la Iglesia local, con atención preferente a los pobres, a los pequeños y a los que sufren. Sus actividades apostólicas, sometidas siempre a la llamada de Dios, a través de las necesidades de los hombres, abarcan los siguientes campos:

 

Educación integral de la niñez y de la juventud

El niño/a con su grandeza personal –llamados a ser hombres y mujeres del mañana– fueron sujetos amados y cercanos de Cristo y merecieron especial atención del P. Usera. Por eso abrió colegios “Amor de Dios” a mediados del siglo XIX, consciente de que “el período de la infancia es el más apropiado para la verdadera educación”.

Usera fomentó en los centros educativos la creación de condiciones positivas de acción para vivir la elección libre y el uso de las fuerzas de crecimiento como instrumento de educación.

Los centros educativos “Amor de Dios” ofrecen una alternativa de vida que mira hacia metas concretas por las que el educando sea libre de optar: Aceptar en su vida real al Dios de Jesucristo. Descubrir que ser cristiano es ante todo amar y hacer del amor cristiano su camino de vida. Aceptar que la fe y el amor se viven y se celebran en comunidad

  • En las escuelas “Amor de Dios”, diseminadas por varios continentes, se hace realidad concreta la educación integral de la persona y el compromiso de construir la nueva civilización del Amor. 
  • En las casas-cuna y residencias hogar se quiere seguir apostando por el evangelio de la vida, en línea con la denuncia profética de Jerónimo y su apuesta por crear lugares de acogida para afirmar los derechos de la infancia y de la mujer. 
  • En las residencias juveniles y universitarias se ofrece un ambiente de familia y de comunidad cristiana donde los jóvenes puedan madurar como personas e integrarse en la sociedad en la que viven de forma responsable. 
  • En los centros de acogida se ofrecen contenidos educativos a niños y jóvenes, donde la solidaridad con los pobres nos pide nuevas presencias, para su crecimiento y desarrollo.

      

Promoción humana

La Iglesia reclama presencia y acción en medio de los desposeídos, de los pequeños y los pobres. Es la voz de la “necesidad” que movilizó a Jerónimo Usera y que moviliza también a las hermanas convencidas de que el Amor de Dios las llama a ofrecer un servicio sencillo y una entrega desinteresada: “Sólo tendrán por recompensa consumirse en el amor de Dios”. (P. Usera).

De una sociedad vulnerable y envuelta en el riesgo surgen voces que desvelan sus contradicciones y, al mismo tiempo, sus capacidades creativas y opciones alternativas. La presencia de la Hermana del Amor de Dios en estos ámbitos hace que la fraternidad aparezca de mano de la solidaridad para caminar juntos hacia el Reino, cuyos valores nacen del propio corazón de la persona. De esta forma, se fortalece el sentido de la compasión solidaria y eficaz, el compartir desde la pobreza, el unir fuerzas en la tarea común de superar tanta desigualdad, ofreciendo nuevas oportunidades de realización humana en plenitud.

 

La Hermana del Amor de Dios ofrece su ayuda en:

  • Promoción de la mujer, en línea con la apuesta de Jerónimo que vio en ella la base de la sociedad. 
  • Alfabetización de adultos, para eliminar su aislamiento y favorecer la integración en la sociedad que necesita sus valores personales. 
  • Centros de salud en zonas de pobreza, para favorecer la liberación integral del ser humano. 
  • Acción social, para la promoción de las personas en su contexto cultural de marginación. 
  • Formación de educadores sociales, que asuman un compromiso de elaboración y ejecución de programas de promoción. 

 

Construcción de comunidades cristianas

 Desde la llamada a la gratuidad y a la encarnación del amor fraterno se ofrece a la comunidad eclesial una aportación al desarrollo del misterio que la realiza: “Amaos como yo os he amado”.

Dentro del apostolado congregacional se considera de máxima responsabilidad la acción evangelizadora de construcción de la Iglesia e iniciación y animación de comunidades cristianas. Para ello se testimoniará lo que se proclama, encarnando en cada hermana el misterio de Cristo, abiertas a cada situación concreta y secundando las directrices pastorales del obispo de la Diócesis.

Esta acción congregacional es una respuesta a la llamada actual de la Iglesia a la evangelización, y se realiza en las situaciones siguientes:

  • Misión «Ad gentes» dirigida a pueblos, grupos humanos, contextos socioculturales donde Cristo y su evangelio no son conocidos. 
  • «Iglesias jóvenes» que necesitan el apoyo de animación para poder encarnar la fe en el propio ambiente y anunciarla a otros grupos. 
  • La animación de comunidades cristianas, donde es necesaria una presencia que dinamice una nueva evangelización y la revitalización de la fe.

       

En comunión al servicio de la Misión

Se conoce el interés de Jerónimo por integrar a los seglares cristianos en la misión en África, en la catequesis de niños y adultos, y en los diferentes centros educativos por él fundados. Su finalidad era aunar fuerzas para que toda la comunidad se sintiese protagonista de la evangelización y de la promoción humana.

Fieles a estas iniciativas de Jerónimo, las Hermanas del Amor de Dios, atentas a la urgencia del Espíritu en nuestro tiempo, se integran en la acción apostólica congregacional con los seglares, pues son conscientes de que la consagración bautismal y la unción sacramental de la confirmación son el fundamento de la común misión en la Iglesia.

Así, los seglares van siendo más numerosos y significativos en la tarea educativa, pasando progresivamente de seglares colaboradores a seglares comprometidos que comparten la misión de la Congregación. En esta opción se ponen medios y esfuerzos cada vez mayores, conscientes de que forma parte de la herencia congregacional y ha sido asumida por la Iglesia de nuestro tiempo como acción del Espíritu para enriquecimiento de la vida consagrada, llamada de todos a la santidad y compromiso en la misma misión evangelizadora.

Hermanas y seglares son agentes de la misión compartida “Amor de Dios”, animados por el carisma, ofreciendo cada uno la riqueza específica de su vocación a la construcción del Reino. Están llamados a formar una comunidad misión que anime la vida y el compromiso evangelizador, en línea de identidad carismática, para que sea una comunidad testigo y referencia del Evangelio.

 

Presencia actual de la Congregación en el mundo

La pequeña semilla que Jerónimo plantó en Toro, en el umbral del tercer milenio es un árbol que extiende sus ramas por varios continentes. Hoy el “Amor de Dios” presenta un rostro multiétnico y multicultural, signo de la nueva fraternidad.(Angola, Mozambique, Cabo Verde en África. (Bolivia, Brasil, Cuba, Chile, Estados Unidos, Guatemala, México, Puerto Rico, Perú, República Dominicana en América. Alemania, España, Francia, Italia, Portugal en Europa).

 

Familia "Amor de Dios" 

Jerónimo sigue convocando. Hoy como ayer son muchos los seglares que desean seguir sus huellas y vivir con las Hermanas su mensaje y carisma. La Familia “Amor de Dios” es la que impulsa a construir un mundo de hermanos en el que las relaciones interpersonales se expresan en gestos sencillos de ternura, cercanía, acogida, respeto, confianza, comprensión, misericordia; y se vive la solidaridad como el camino de encuentro entre los pueblos.

Junto a la Congregación ha surgido el Movimiento Seglar “Amor de Dios” formado por Asociaciones “Padre Usera”, Voluntariado “Amor de Dios” y Comunidades Seglares “Amor de Dios”, extendido en varios países y animado desde la Congregación. En línea con la Exhortación apostólica de Juan Pablo II sobre los laicos en la Iglesia, se pretende que estos grupos están llamados a ser “corrientes vivas de participación y de solidaridad para crear unas condiciones más justas y más fraternas en la sociedad” (ChFL 30). El mismo Papa , en la Exhortación Apostólica sobre la vida consagrada, afirma: “No es raro que la participación de los laicos lleve a descubrir inesperadas y fecundas implicaciones de algunos aspectos del carisma, suscitando una interpretación más espiritual, e impulsando a encontrar válidas indicaciones para nuevos dinamismos apostólicos” (VC 55b)